La sandía
La sandía tiene el nombre científico de Citrullus lanatus y pertenece a la familia de las Cucurbitáceas o Cucurbitaceae.
La sandía también es muy conocida con el nombre de melón de agua en amplias zonas del planeta. La planta de la sandía es de las denominadas rastreras. Su fruto esta en permanente contacto con el suelo, de aquí que las sandías, de color verde, tengan una gran mancha amarilla provocada por la falta de sol en la zona que se encuentra en contacto con la tierra.
La mayor parte de la fruta es agua, lo que convierte a la sandía en una fruta muy refrescante en épocas veraniegas. El color rojo de la pulpa es debido al antioxidante Licopeno, un antioxidante que también se encuentra presente en diversas frutas de diferentes familias de plantas.
En algunos mercados, sobretodo asiáticos, se pueden encontrar sandías con una forma cúbica en lugar de sus formas naturales ovaladas o redondas. Esto se consigue introduciendo al fruto todavía no desarrollado en recipientes cúbicos, generalmente de plástico, para que cuando la fruta tenga su pleno desarrollo halla obtenido la forma cúbica deseada. Es una práctica muy común en los invernaderos japoneses y la razón de esta práctica no es por estética, como alguno pudiera pensar, sino por una cuestión de almacenamiento, ya que resulta más fácil apilar estas frutas grandes cuando son cuadradas. Asimismo, se han llegado a producir sandías con formas piramidales, pero son más raras de encontrar.
Gastronómicamente hablando, la sandía se utiliza casi exclusivamente como fruta de postre o de tentempie por sus bajas calorías. Además, se utiliza el zumo de sandía para elaborar bebidas refrescantes como los sorbetes de verano u otros tipos de bebidas como algunos cócteles. La sandía combina muy bien con las ensaladas de verano al dar un toque exótico y refrescante a este tipo de platos, y no tener un sabor demasiado intenso.
Propiedades de la sandía
La sandía es rica en diversidad vitamínica. Contiene las vitaminas A, B1, B2, B3, B6, B9, C y E. Respecto a los minerales, la sandía nos proporciona Calcio, Hierro, Magnesio, Zinc, Sodio, Potasio y Fósforo. Además, nos aporta sustancias como el Licopeno y Luteína.
1. La sandía es rica en antioxidantes. Elimina los radicales libres.
2. La sandía tiene propiedades diuréticas. Elimina toxinas a través de la orina.
3. La sandía previene la formación de los cálculos renales.
4. La sandía elimina el ácido úrico.
5. La sandía tiene propiedades desintoxicantes.
6. La sandía elimina el colesterol.
7. La sandía tiene propiedades cardiovasculares. Disminuye los riesgos de padecer alguna enfermedad cardiovascular.
8. La sandía previene la presión arterial alta.
9. La sandía previene la pérdida ósea.
10. La sandía alivia los síntomas de la artritis.
11. La sandía ayuda a reforzar el sistema inmunológico.
12. La sandía ayuda en la formación de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
13. La sandía reduce los riesgos de pérdida de visión.
14. La sandía reduce los riesgos de padecer degeneración macular.
15. La sandía ayuda a retrasar los efectos del envejecimiento.
16. La sandía ayuda con los problemas de disfunción eréctil.
17. La sandía alivia los síntomas de los estados catarrales y gripales.
Selección y almacenamiento de la sandía
En el momento de la compra de una sandía, nos tendremos que fijar que la corteza no presente roturas o aberturas. La corteza tiene que ceder ligeramente a la presión de los dedos. La fruta tiene que ser pesada y, al moverla o golpearla ligeramente, no tiene que sonar a hueco. Si la fruta esta entera, sin partir, debe tener alguna mancha en la corteza señalando el punto de contacto con la tierra, en el caso de que no tenga dicha mancha, nos indicará que la fruta ha sido recolectada inmadura.
La sandía no soporta bien el frio. La pulpa cambia de textura tanto por el efecto del frio como por el efecto del aire. No es recomendable tener la fruta abierta durante demasiados días. Hay que consumirla cuanto antes. Si la sandía esta abierta, el deterioro de la pulpa se produce desde la zona más externa hasta la zona más interna, este proceso de deterioro de la pulpa tarda en producirse en su totalidad unos días. Así que podemos conservar la fruta en el frigorífico, siempre teniendo en cuenta, que tendremos que deshacernos de la zona externa por inservible.
Si se desea comer la sandía fría se puede conservar durante unos días en el frigorífico.
Variedades de sandías
Existen muchas subvariedades de sandía. Estas subvariedades de sandía se cultivan a partir de dos variedades existentes que son:
La sandía común. En esta variedad nos encontramos sandías con las cortezas de verde oscuro e incluso de corteza con el color negro. Esta variedad tiene una pulpa de rojo intenso y con muchas semillas. A esta variedad pertenece la sandía Sugar Baby. Es la sandía que más se produce en España.
La sandía melona. En esta variedad de sandía la corteza es de color verde con bandas que la cruzan de parte a parte de un color verde más oscuro. La pulpa es de color rojizo o rosado. A esta variedad de sandía pertenecen las sandías melonas Crimson Sweet, Charleston Gray y la Ice Box.
Tanto la variedad común como la variedad de sandía melona, tienen subvariedades de sandía con la pulpa de color amarillento, como la sandía Yellow Baby.
La variedad más dulce es la sandía melona Crimson Sweet.
Historia de la sandía
El origen de la sandía se encuentra en el África tropical. La sandía se cultivaba en los valles del Nilo en la época egipcia. Existen evidencias arqueológicas de que la sandía se cultivaba y se consumía 6000 años antes de Cristo. Se han encontrado restos arqueológicos en la tumba de Tutamkamón. La sandía llega a Europa por medio de las conquistas romanas, pero durante los años de la decadencia del imperio romano se pierden los cultivos. En el siglo X los Árabes vuelven a traer los cultivos de la sandía, primero a la península Ibérica y, desde aquí al resto de Europa.
La sandía llega a Asia gracias a las rutas comerciales entre chinos y árabes durante los siglos X y XI. Desde China se exporta el cultivo al Japón, a la India y al resto de paises e Islas periféricas.
Los esclavos africanos llevados por los ingleses llevan las semillas de sandía a Norteamérica durante el siglo XVI. Asimismo, se conoce que los colonos Españoles cultivaban la sandía en el año 1576 y, que su cultivo era habitual en Brasil, Panamá y Perú.
Tanto en el Sur de África como en China se utilizan las semillas de la sandía para elaborar un nutritivo aceite.
Los principales países productores de sandía en la actualidad son China, Turquía, Irán, República de Corea, Israel, Japón, entre otros.
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