NUTRICIÓN Y ALIMENTACIÓN

Los riesgos de las dietas. Efectos de las dietas.

Por regla general, las personas que desean eliminar peso o grasa corporal, acostumbran a utilizar las dietas hipocalóricas. Es más, suelen seguir una dieta, más o menos de manera constante durante cierto tiempo y , después se cansan y abandonan dicha dieta. Al cabo de cierto tiempo, vuelven a iniciar otra dieta hipocalórica, o de otro tipo, y, así continuamente. Es el cuento de nunca acabar. Pues bien, esto es lo peor que se puede hacer y, además, no funciona porque el organismo se acostumbra. Algunos científicos acusan directamente a las dietas hipocalóricas del creciente aumento de obesidad en los países industrializados.
Cuando se comienza una dieta hipocalórica, no se consumen las suficientes calorías para que el organismo funcione correctamente, es decir, el organismo tiene que reorganizar y economizar las calorías que le son suministradas. Esto tiene sus consecuencias. El organismo adopta tres medidas:

Lo primero en aparecer es el hambre atroz. El hambre es el mecanismo o la señal que nuestro organismo genera para que, de forma consciente, nos demos cuenta de que necesitamos ingerir alimentos.
El segundo paso que da nuestro organismo, es la utilización de nuestras reservas de grasas. Pero esto no es del todo cierto y , por ello, muchas dietas que se comercializan son un engaña bobos. En el hígado existe una gran cantidad de glucógeno que es utilizado en primera instancia y, cuando la reserva de glucógeno del hígado disminuye considerablemente, el organismo comienza a gastar las proteínas propias y algo de las reservas de grasas.
El tercer paso que da nuestro organismo, es conseguir ralentizar el gasto energético. Esto quiere decir, que el organismo se reorganiza para consumir menos calorías con la finalidad de conservar durante todo el tiempo posible las reservas de grasa acumuladas. Al comenzar una dieta hipocalórica se baja significativamente de peso, pero una vez el organismo se ha acostumbrado y reorganizado, cuesta más seguir perdiendo peso, la razón es el tercer paso que da nuestro organismo para conservar las reservas de grasa durante el mayor tiempo posible. Es una cuestión de supervivencia vital. Este tercer paso se caracteriza por el cansancio y la fatiga que tenemos al realizar cualquier actividad física que antes de iniciar la dieta no nos costaba tanto hacer.
Otro efecto característico, es la bajada de la termogénesis. La termogénesis es el proceso que se da lugar en nuestro organismo para producir calor a través de la oxidación de los nutrientes. Esto quiere decir, que aumenta nuestra sensación de frio, lo que nos lleva a abrigarnos más, a buscar el sol y otras fuentes de calor. La falta de calor corporal, se hace evidente en otros órganos y sistemas de nuestro organismo. Por ejemplo, los sabañones que suelen aparecer en las manos en algunas personas en época de frio, son debido a una falta de circulación sanguinea. Con el frio ambiental la circulación es más lenta en las partes de nuestro cuerpo que están expuestas a la intemperie, como son las manos. Si la termogénesis es baja, bajará la temperatura general de nuestro organismo, que unido al frio ambiental, hace salir los sabañones en las manos de algunas personas.
Otra consecuencia del uso de dietas hipocalóricas, es que nuestro sistema de defensa se resiente, disminuye y, por tanto, pierde efectividad. Nuestro sistema de defensa necesita los aminoácidos esenciales para regenerarse y formarse. Esto nos puede llevar a que una simple infección sea más severa de lo habitual.

Al inicio de la página, haciamos referencia al grupo de personas que acostumbran a realizar distintas o varias dietas hipocalóricas o de otro tipo, abandonándolas y empezándolas de nuevo cada cierto tiempo. Normalmente este tipo de personas no van al médico y mucho menos van a visitar a un nutricionista, es decir, suelen realizar las dietas porque la han leído en una revista, se las ha aconsejado algún o alguna lumbrera o, sencillamente, porque si. Es lo peor que se puede hacer. O, también se dan los casos, en que se realizan unas pocas visitas al nutricionista. El caso es que, este último tipo de persona, se cansa pronto porque se desilusionan y abandonan la dieta. Este grupo de personas no se dan cuenta o desconocen que el organismo es un ser inteligente y esta diseñado con mecanismos para habituarse a los cambios alimentarios de forma más o menos rápida y eficientemente, por lo cual, estas personas no pierden el peso que quieren perder y se desesperan. ¿Qué les sucede? Pues les sucede que mientra siguen la dieta pierden algo de peso, pero cuando dejan la dieta no solo recuperan las kilos perdidos, sino que, además, suman algunos kilos más. A este fenómeno se le denomina obesidad refractaria. En algunos casos de obesidad refractaria, el organismo del sujeto esta tan acostumbrado a trabajar con niveles bajos de energía que ninguna dieta resulta efectiva. Incluso en los casos de una dieta hipocalórica muy continuada, de varios meses, cuando el organismo ya esta reorganizado, la pérdida de peso se convierte en algo muy poco significativo.
En otros casos sucede que en el transcurso continuado de cambios de dietas, es decir, pasar de una alimentación abundante a una dieta hipocalórica de forma más o menos periódicamente, el organismo aprende a sobrevivir con pocas calorías y realiza los cambios de metabolismo de forma muy rápida, llegando incluso a no perder peso.
Así tenemos, que el realizar muchas dietas y abandonarlas, no soluciona nuestro problema y surge la obesidad refractaria.

Otro fenómeno que puede aparecer en las personas que cambian cíclicamente de dietas, ya sea porque son cambios entre dietas hipocalóricas o de otro tipo, o sean inicios cíclicos de dietas hipocalóricas, es el efecto rebote. En el efecto rebote, el individuo al dar por terminada una dieta, no solamente no ha perdido peso sino que ha aumentado de peso. El efecto rebote es más habitual de lo que la gente puede pensar y es una de las razones por las cuales los nutricionistas nos recomiendan comer cinco veces al día.
El funcionamiento del organismo en estos casos es el siguiente:

1. Al pasar el organismo por etapas bajas en el suministro de energía, el propio organismo aprende a ajustar el gasto energético y, dichos ajustes los realiza de forma muy rápida. Además, algunos ajustes se pueden llegar a quedar de manera permanente, ya que el organismo sabe o da por sentado que va a sufrir otra u otras etapas de baja ingesta energética. Así, que el organismo dice: ¿Para qué voy a cambiar todos los ajustes que tanto trabajo me han costado?

2. Aqui viene lo peor: como el organismo se ha habituado a estos periodos de baja energía, ha aprendido a realizar los ajustes y mantiene algunos de estos ajustes, cuando el organismo pasa por uno de esos periodos de bonanza alimenticia acumula más reservas, es decir, gana más peso.

Aqui llegamos a un punto muy delicado. Muchas personas que inician constantemente dietas hipocalóricas y no pierden peso, se desesperan, se estresan, etc. Las causas de porqué sucede ya las hemos revelado. Pero tenemos que añadir, que la adaptación del organismo que nos impide perder peso se puede revertir. Pero ¡OJO! no se revertirá si no seguimos una dieta estricta y adecuada, estudiada y, sobretodo, controlada por un buen nutricionista. Y, además, nos lo tomamos muy en serio. Aunque claro, esto solo es válido para casos de sobrepeso y de obesidad más o menos moderada. En los casos muy extremos solo queda la solución extrema, el quirófano.

NOTA: Como se puede observar y entender, hacer una dieta por nuestra cuenta, o hacer cambios de dietas sin el control de un profesional, puede llevarnos de cabeza al fracaso y, pasar de un simple sobrepeso a una obesidad. También, a la muerte. Porque realizar cualquier cambio de dieta es una agresión a nuestro organismo, hacemos trabajar de forma diferente al organismo. Además, si tenemos pequeñas lesiones cardiacas, que en una situación normal podrían muy bien pasar desapercibidas, en un cambio de dieta se pueden magnificar de tal forma que nos puede llevar a la muerte, solo por citar un ejemplo. No se conocen cuantos casos de muerte han provocado las dietas locas, porque se analiza la causa de la muerte no lo que ha dado causa a la causa de la muerte, dicho de otro modo, no se analiza cómo se ha producido la enfermedad.
Las dietas pueden llegar a ser una gran fuente de salud si se saben utilizar correctamente, con constancia y ejercicio físico. Tenemos que huir pavorosamente de las dietas milagrosas, o de los que nos prometen grandes resultados en poco tiempo. La ciencia de la nutrición nos enseña que las dietas que nos hacen perder peso de forma lenta son las más efectivas y sanas a largo plazo y, que cada persona, es un mundo totalmente diferente que necesita una dieta distinta. Las dietas de bote (como las llamo yo) no distinguen entre una persona joven y otra persona anciana, cuando los metabolismos de las dos personas son totalmente diferentes, por poner un ejemplo. Un buen nutricionista si hace la distinción entre personas, tiene muy en cuenta su género, su edad, sus hábitos, etc.
La ciencia de la nutrición enseña a tener hábitos alimenticios sanos. Esta es la clave de la salud y el bienestar.